Mientras crece la conmoción y aumentan las dudas por la muerte de una entrenadora en SeaWorld de Orlando por parte de una de las orcas que forman parte del espectáculo diario de ese acuario, las autoridades del parque acuático confirmaron que la continuidad del cetáceo en el lugar, aunque advirtieron que "cambiarán" los procedimientos para evitar otra tragedia.

Además, desde SeaWorld señalaron que los privilegiados visitantes que ocasionalmente fueron invitados a acariciar las ballenas no lo podrán hacer más en adelante. "Vamos a hacer cualquier cambio que tengamos para asegurarnos de que esto no ocurra otra vez", dijo el jefe de entrenadores de animales de los parques SeaWorld, Chuck Tompkins.

Activistas por los derechos de los animales dijeron que Tilikum, que ha estado involucrado en la muerte de otras dos personas durante las dos décadas pasadas, debería ser liberado en el océano o sacrificado como se hace con los perros peligrosos.

Sin embargo, Tompkins dijo que Tilikum no sobreviviría en el mundo marino porque ha estado cautivo por mucho tiempo y que aniquilar al animal tampoco era una opción porque es parte importante del programa de crianza de SeaWorld y compañero de otras siete orcas que tienen.

SeaWorld dijo que "era su intención continuar interactuando" con la ballena, cuyo valor asciende a millones de dólares. Sin embargo, advirtió que "los procedimientos del trabajo con él cambiarán".

La misma orca estuvo implicada en otra muerte, en 1999, y también habría causado la muerte de otro de sus entrenadores, en 1991, en el centro Sealand of the Pacífic, en Canadá, antes de ser llevada al SeaWorld de Orlando.

En noviembre de 2006 el entrenador Kenneth Peters, de 39 años, sufrió una mordedura cuando una orca de 3,17 toneladas lo retuvo bajo el agua durante un espectáculo en el parque acuático que se encuentra en San Diego, California. Peters logró escapar de la orca, pero con una fractura en un pie.